Procedimientos de insolvencia

Los procedimientos de insolvencia y liquidación de sociedades o de concurso de acreedores se inician para reestructurar la empresa con el objetivo de satisfacer el interés de los acreedores, así como la estabilidad en el empleo y la continuidad de las empresas. El motivo suele ser que la empresa se encuentra en la situación de no poder atender a todos sus posibles acreedores (insolvencia o concurso), pero también se puede poner fin a la actividad por voluntad propia (liquidación voluntaria).

El concurso de acreedores lo puede solicitar ante el Juzgado de lo Mercantil el deudor (concurso voluntario) o los acreedores (concurso necesario) cuando el deudor no pueda cumplir regularmente sus obligaciones exigibles. Conforme a la Ley Concursal, el deudor tiene el deber de solicitarlo dentro de los dos meses siguientes a la fecha en la que hubiera conocido o debido conocer la insolvencia.

Si el juez estima acreditada la insolvencia, dicta un auto en el que indica si el concurso es voluntario o necesario, los efectos sobre la administración o disposición del patrimonio del deudor, los administradores concursales nombrados, las medidas cautelares para conservar el patrimonio hasta que se acepten los administradores y el llamamiento a los acreedores para que comuniquen sus créditos.

En el concurso, la administración determina el activo y el pasivo del concurso: los bienes y derechos del patrimonio, así como las deudas y obligaciones. Para ello, cuenta con la documentación que aporta el deudor y la que aportan los acreedores.

La declaración del concurso puede producir los siguientes efectos:
 

  • Sobre el deudor: restricciones a sus derechos y libertades, cambios en la facultad de administración y disposición del patrimonio, inhabilitación del concursado, intervención de las comunicaciones, deber de residencia en el domicilio, entrada y registro en el domicilio.
  • Sobre los acreedores: integración en la masa pasiva del concurso.
  • Sobre los contratos: posible resolución.
  • Sobre los actos perjudiciales para la masa activa: acción rescisoria concursal (examen de los actos realizados por el deudor en los dos años anteriores a la declaración de concurso).

La situación en España: cada vez más empresas se declaran insolventes

En España, el volumen de insolvencias empresariales podría aumentar un 10 % en 2023. Solo en el primer trimestre de este año, se han registrado 871 concursos de acreedores, aunque en el informe de Solunion donde se recogen estos datos se recuerda que podrían estar influenciados por la huelga de letrados judiciales que empezó a finales de enero y concluyó a finales de marzo, ya que supuso una paralización de las declaraciones de los concursos de acreedores.

Entre los sectores más afectados encontramos el de servicios y el de la construcción. El sector servicios ha generado 253 concursos, es decir, el 29 % del total presentados. Por su parte, el sector de la construcción ha presentado 211 concursos. Conjuntamente, representan más de la mitad de los concursos registrados en el primer trimestre de 2023, con un 52 %.

Además, ante la subida de tipos y la situación de incertidumbre, las instituciones financieras están restringiendo el acceso a la financiación de las empresas. Por ello, las sociedades en una situación de mayor dependencia financiera tendrán más dificultades para desarrollar sus actividades.
 


Cómo evitar la insolvencia

A pesar de este panorama, es cierto que a la situación de insolvencia le precede una fase crítica más larga. Es importante mantenerse alerta ante signos de alarma como estos:
 

  • Falta de beneficios a pesar de tener un buen volumen de pedidos.
  • Imposibilidad de cubrir los salarios.
  • Cuenta de la empresa en números rojos.
  • Retrasos en los pagos de facturas.
  • Imposibilidad para efectuar pagos importantes, como los de la Seguridad Social o la Agencia Tributaria.

Para evitar este tipo de problemas y los posibles procedimientos de insolvencia, desde la dirección de la empresa se pueden poner en práctica los siguientes consejos:

1. Comprobar regularmente si los precios que se aplican son adecuados y si los costes son competitivos.

2. Recurrir a soluciones de planificación financiera, que ayudarán a tener las cifras empresariales más importantes bajo control y a tener acceso a ellas en cualquier momento.

3. Conseguir varios clientes B2B para no depender tanto de socios comerciales individuales.

4. Comprobar regularmente la situación financiera de los socios comerciales por medio de comprobaciones de crédito e informes crediticios.

5. Contratar un seguro de préstamos o depósitos para garantizar los pedidos y los pagos.

6. Recurrir a agencias de factoring para gestionar las deudas pendientes, ya que pueden ocuparse de las facturas vencidas y pagarlas inmediatamente a los clientes y, así, la empresa puede financiarse a través del anticipo de las facturas emitidas a tus clientes

7. Efectuar siempre los pagos importantes dentro de los plazos, como los de la Seguridad Social o la Agencia Tributaria, para evitar los riesgos de embargo.

Lo ideal es digitalizar al menos la gestión del riesgo y de las cuentas por cobrar. De este modo, se pueden detectar los puntos débiles a tiempo e identificar rápidamente a los socios comerciales morosos.