Un aumento en la demanda y una disminución de la oferta
 

La luz y el gas eran considerablemente más baratos en 2020, principalmente a causa de la pandemia, que ralentizó la actividad económica. El problema llegó cuando, en el invierno de 2021, las temperaturas resultaron ser más extremas de lo esperado. Hubo que poner la calefacción más a menudo, y esto provocó un aumento de la demanda energética que redujo en un 30 % las reservas de gas de la Unión Europea. Al mismo tiempo, las empresas empezaron a trabajar a pleno rendimiento para recuperarse económicamente tras un año de confinamiento, lo que trajo consigo una demanda de energía fuera de lo común. Se pudo ver claramente en junio de 2021, cuando Asia entró en la dinámica de recuperación económica pospandemia y la demanda en el continente se disparó.

Al margen de este aumento en la demanda, los suministros que provenían de oleoductos rusos han disminuido, mientras que el volumen de gas que llega de Argelia y Noruega tampoco aumenta. Esto ha provocado una escasez que también ha afectado al precio de la energía.

La subida de precios, un problema para hogares y empresas


No es difícil imaginar cómo afecta esto a cualquier persona, y especialmente a aquellas familias con menos ingresos, que han tenido que buscar maneras de disminuir su gasto energético. Muchas se han visto obligadas a reducir incluso el tiempo que utilizan el frigorífico, lo cual da como resultado un mayor desperdicio de alimentos. Sin embargo, las personas y las familias no son las únicas afectadas: esta subida ha tenido un efecto inmenso en pequeñas y medianas empresas de toda Europa, que se suma al impacto causado por otros acontecimientos como el Brexit, la guerra entre Rusia y Ucrania y las consecuencias de la pandemia.

Ante todo, el aumento de los precios obliga a las organizaciones a pagar más en sus facturas. El último barómetro de Cepyme señala que el 62,18 % de las pymes españolas se están viendo “muy afectadas” por la subida de los precios de los últimos meses, mientras que un 32,77 % están notando efectos moderados.

El ejemplo de Reino Unido es representativo. Según un estudio elaborado por Cornwall Insights (en inglés), las pymes británicas han pagado más de gas durante los primeros tres meses de 2022 que lo que pagaron durante todo el 2021. En España y otros países de la UE, el aumento es igualmente exponencial, y está teniendo un serio impacto en las empresas, especialmente en aquellas con márgenes de beneficio más ajustados y menos liquidez.

 


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Eficiencia energética: qué opciones tienen las pymes

 
Una de las principales consecuencias que ha traído la subida de los precios es una desventaja competitiva con respecto a las grandes compañías. Las pymes, que constituyen más del 99 % del tejido empresarial español, no están en posición de asumir una subida de este tipo por su ajustado margen de beneficios y su baja liquidez. Por tanto, muchas de ellas se ven obligadas a subir el precio de sus productos. Esto podría llevar a los consumidores a decantarse por productos más baratos, como los que ofrecen las grandes corporaciones, que sí pueden asumir el aumento del precio de la luz sin alterar el coste de sus productos.

Así pues, las pymes deben encontrar formas mejores de gestionar su uso energético. En España, las ayudas fiscales puestas en marcha para paliar los efectos de este aumento en hogares, pymes e industrias tendrán un impacto de unos 5000 millones de euros en las cuentas públicas, según la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. No obstante, desde ATA señalan que se trata de una inversión insuficiente y en Cepyme recuerdan que, pese a la reducción del IVA aprobada por el gobierno, las pymes pagan ahora más impuestos que antes y prefieren esperar a que las medidas se concreten mejor.

 Al margen de las posibles ayudas públicas, es importante que las empresas empiecen a tomar medidas para reducir su huella de carbono y su gasto energético. Para tener un consumo más eficiente, es muy recomendable apagar los ordenadores de las oficinas y no dejarlos suspendidos toda la noche, instalar bombillas de bajo consumo, realizar auditorías energéticas y utilizar ventanas con doble acristalamiento para conservar mejor el calor. Todo esto tendrá consecuencias positivas a final de mes. Bajar tan solo un grado en el termostato también contribuye a reducir el consumo energético en un 8 %, y en Visable recomendamos barajar otras acciones, como optar por un modelo de trabajo semipresencial. Si la mitad del personal trabaja desde casa, se ocupan menos espacios en las oficinas, por lo que se ahorra en calefacción.

Otras formas de combatir la subida

 
Los autónomos también se beneficiarán de las ayudas que el gobierno ha destinado a paliar la subida de la luz y el gas. Pero, independientemente de las medidas que se tomen a nivel público, tanto los empresarios como aquellas personas que trabajan por cuenta propia han de pensar estratégicamente y asegurarse de que el plan que tienen contratado con su proveedor es el que mejor se ajusta a sus necesidades.

Muchas eléctricas ofrecen descuentos a sus nuevos clientes, algo de lo que puedes beneficiarte si cambias de compañía. Otras tienen planes por horas, en los que puedes elegir los momentos del día en que la luz será más barata y hacerlos coincidir con tus horas de mayor actividad.

También puedes negociar un plan de pago más flexible con tu compañía actual para no tener que reducir tanto el consumo y poder pagar a tu ritmo. Así, el cumplimiento de los pagos no estará a sujeto a los beneficios que tengas en un mes dado y tendrás más margen para planificar tus gastos, con lo que evitarás incurrir en deudas con los proveedores.